viernes, 18 de noviembre de 2016

En todas las casas se cuecen habas




Como profesionales que atendemos a pacientes con enfermedad avanzada, al final de la vida y sus familias querríamos acompañar a pacientes con edad avanzada, con una vida vivida en plenitud, con un soporte socio-familiar adecuado y amoroso,… Con un buen control de síntomas físicos, psíquicos, sociales, espirituales. Y donde ser meros testigos o como mucho el cauce para el fluir de la paz, el amor y la dignidad que se ofrecen unos a otros en el trance de la muerte.

Pero la realidad se torna algo diferente a esta imagen idílica en el acompañamiento al final de vida. Porque las personas somos quienes somos y cada uno con sus “cadaunadas”, como decía Unamuno. Y cada uno con sus circunstancias y sus entornos sociofamiliares. Por lo tanto, nuestro panorama cambia radicalmente teniendo que acompañar personalizando y con una mirada integral, según quiénes sean, según quienes seamos, y según las circunstancias .
 
Porque tanto los pacientes como sus cuidadores, familias y entornos nos impactamos ante el avance de la enfermedad, y puede haber realidades que además las hagan más compleja: la dependencia del paciente de terceras personas, la existencia de otras personas dependientes en casa, la falta de recursos económicos, dificultades para armonizar la vida laboral y los cuidados a los pacientes, condiciones inadecuadas de las viviendas, situaciones de maltrato, abusos de sustancias tóxicas, analfabetismo funcional o real, escasa red de apoyo familiar y social, prisión, conflictos familiares, situación de irregularidad en el país, la edad del paciente o de los cuidadores, la presencia de niños, el tener otra referencia cultural religiosa, las experiencias previas de enfermedad o de duelo no resuelto...y un largo etcétera...

Por ello necesitamos acercarnos desde diferentes ámbitos, trabajo social, enfermería, psicología, medicina... para cuidar al paciente, para atender y cuidar a la familia que cuida.

       “En todas las casas se cuecen habas...
                                                                y en la mía a calderadas”

Reflexión realizada por :

Catalina Pérez Moreno
Laura Parra Ortega