jueves, 26 de febrero de 2015

Iniciando...

No tenía muy claro como iniciar este blog hasta el día de hoy. 
Creo tener una historia, una sensación, un día.
                                                       Fotografía: José A. Rodríguez Barreiro
                                                       
Unas horas del día de hoy dedicadas a ella, una mujer de 45 años, con cáncer de mama en fase avanzada, con metástasis múltiples y con una importante hipo-acusia agudizada por su enfermedad. Una pareja actual, un exmarido, cinco hijos. 25, 21, 19, 14 y 7.
Cinco hijos, y el pequeño tiene un año menos que mi sobrino el mayor.
Entro en la habitación y ella se encuentra en la primera cama. Sentada en el sillón, la enfermera a su lado intentando coger una vía para sacar más sangre. Sangre para otra prueba más. Cuando me presenté miró a su hija, que me instó a que hablara más alto. Le pedí permiso para llevarme a su hija al despacho, para poder estar las dos más tranquilas. 
Ella tenía 19, muy niña aún, pero sus ojos me decían que podía hablar con ella, que tenía que hacerlo. Me impresionó tenerla delante, su voz firme, sus ojos brillantes, su postura corporal, su aceptación de una realidad que llevaba más de tres años acompañando y sufriendo. Sabe que su madre está al final de su vida, y ha decidido pasar todo el tiempo del que dispone cuidándola, queriéndola, dejándose querer. Lleva haciéndolo desde que le dieron el diagnóstico hace tres años, desde que le dieron la primera quimio. No necesitaba nada, sólo estar con su madre. Todos la cuidaban, hasta el pequeño. Y sencillamente me mantuve a su lado, atenta, pendiente. 
Volví a la habitación, y la madre de esa mujer de 19 años, me dio un beso. Y eso me recordó lo que días antes había estado hablando con mis compañeros del equipo de soporte de cuidados paliativos a la hora del café sobre el amor verdadero.

DIAGNÓSTICO:  Paciente enferma de muerte. Rodeada de personas que la quieren y se lo demuestran hasta el extremo. Vínculos sólidos. Comunicación fluida.

INTERVENCIÓN SOCIAL: Escucha, acompañamiento, presencia, validación. 

Marta acepta su realidad con tanta limpieza, que turba a los que estamos cerca de ella.

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